Después de una semana de ese gran día que fue para algunos el 29-S para otros ha pasado con más pena que gloria.
Mucha gente ha visto como una manada de energúmenos les coaccionaba para impedir poder llevar a cabo su trabajo al cual tenían derecho. Mientras en algunos bares los sindicalistas se ponían finos a comer y beber; Otros como es mi caso, me vi obligado a perder casi más dinero del que gane por ir a trabajar.
El sentimiento generalizado es de ridículo ante unos sindicatos que más que hacer algo en Pro de los trabajadores lo único que hicieron ha sido engañar a sus afiliados y a todos los españoles que un día confiaron en ellos.
Nos engañaron al convocar la huelga, ya que la huelga se convoco porque la confederación europea de sindicatos dijo que el día 29-S se tenia que salir a la calle para protestar por la decisión de Bruselas para con los bancos europeos.
Nos engañaron al decir que era por el bien de los trabajadores, si quisieran que recuperáramos los derechos perdidos en junio con la entrada en vigor de la reforma laboral habrían sido mas contundentes a la hora de convocar una huelga y la hubieran alargado para que realmente se notara y no esta pantomima.
En estos momentos lamento el país en el que vivo, miro a mis vecinos franceses que solo por el hecho de que les quieren atrasar la edad de la jubilación a los 62 años ya han hecho 5 días de huelga general parando así el país (y ellos si que lo paran no como nosotros que a mediodía podías ir al Alcampo a comprar lo que quisieras)
Siento vergüenza de estos sindicatos, siento vergüenza de este país, siento vergüenza de un país de izquierdas que recorta como nunca antes los derechos de los trabajadores.
En definitiva vivo en un país de vergüenza…
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