domingo, julio 04, 2010

Punto y final a la maldición

Los cuartos fueron el tope de la selección en los Mundiales de 1934, 1986, 1994 y 2002


La ronda de cuartos de final había sido hasta ayer la barrera de España en un Mundial. Con la de ayer, son cinco las eliminatorias de cuartos que la selección ha disputado en la historia de la competición. Todas habían terminado siempre con los nuestros bañados en lágrimas y revolcados por el césped de estadios de tan infausto nombre como aquel Foxboro Stadium de Boston, donde en 1994 Luis Enrique terminó llorando y con la nariz rota por culpa de un codazo del italiano Tassotti que el árbitro no vio.
Si bien es cierto que en Brasil'50 España logró el cuarto puesto, en dicho torneo la fase final se disputó en forma de liguilla y terminó con el famoso «maracanazo», con Uruguay derrotando a Brasil en su propio país.
La primera presencia del combinado nacional en la ronda maldita de cuartos data del Mundial de Italia 1934. Entonces se cruzó con la anfitriona, con el resultado de 1-1. En vez de disputarse penaltis, en aquella ocasión hubo que afrontar un desempate que terminó con 2-1 a favor de los transalpinos.
Luego, desde 1986 se inició la maldición cíclica de España en esa fase de cuartos de final. Hasta 2010, cada ocho años era tónica habitual sentarse en el sofá de casa para ver cómo los nuestros sucumbían en la ronda de marras de todas las maneras posibles, a cada cual más injusta: en los penaltis, en el último minuto del tiempo reglamentario, con un árbitro en contra...
En México'86, aquella selección en la que despuntaba Butragueño hincó la rodilla en la tanda de penaltis ante Bélgica, después de que el partido terminara 1-1. En un choque anterior Míchel había tenido que sufrir que el árbitro no le concediera un gol legal contra la todopoderosa Brasil.
En 1994, en el Foxboro Stadium de Boston España vivió una eliminación que aún hoy duele: 2-1 contra Italia, con un gol de Roberto Baggio al filo del minuto 90. Luis Enrique, con la nariz sangrando tras un codazo de Mauro Tassotti, fue el símbolo de la frustración de toda una generación de futbolistas. De hecho, muchos de los jugadores de la actual selección tienen como primer recuerdo de un Mundial aquella injusticia ante una selección italiana que luego llegaría a la final.
Más tarde vendría el atraco a mano armada del árbitro egipcio Al Ghandour contra Corea en 2002. Aquel Mundial fue organizado por los surcoreanos en colaboración con Japón. Sin embargo, mientras los nipones cayeron en octavos, a España le tocó la mala suerte de sufrir el más casero de los arbitrajes imaginables. Fue en aquella tarde de infausto recuerdo en Gwangju, donde Al Ghandour se cubrió de gloria junto a sus linieres, Tomusange y Ragoonath. Para la historia quedará aquella jugada de Joaquín centrando desde la línea de fondo para el remate de Morientes, antes de que el linier levantara el banderín para indicar que el balón había salido del campo, un suceso paranormal que sólo él vio.
Alemania, como en la Euro
Pero todo eso ya es historia. Ahora a España le toca enfrentarse a Alemania, a la que ya venció en la final de la Eurocopa, en el Prater de Viena. El último choque mundialista contra la «Mannschaft» fue en la primera fase de Estados Unidos'94. Entonces el partido terminó 1-1, con un golazo de Andoni Goikoetxea. Ahora tocará repetir el triunfo de 2008 contra los teutones, con la ventaja de que la selección nunca ha sufrido, que se sepa, de una maldición en semifinales.

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